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Ante el viento helado de la confusión: ¿cubrir o encubrirse?

No es la espada lo que brilla en la confusión de lo que viene. No es el sable, sino el miedo y el látigo. Hablo de lo que ya está entre nosotros. En todas partes hay temblor y cuchicheo, susurro y medias palabras.

OCTAVIO PAZ, VISIÓN DEL ESCRIBIENTE

Hoy es lunes y las cosas no pintan bien hacia el futuro próximo. Trump volverá a convertirse en presidente de los EEUU pero el caquistocrático cinismo que lo respalda nos ha venido dando señales de su triunfo desde hace semanas. Siendo el cambio en la políticas de moderación de contenido de Meta (Facebook, Instagram, Threads), una de las más polémicas antes de la toma de posesión.

Cierto, no vivo en aquel país, ni soy ciudadano americano pero las implicaciones de sus decisiones políticas y económicas tienen un alcance internacional. Por mi parte, me suscribo al desánimo de atestiguar el triunfo político y económico de unos pocos a costa del resentimiento y la desesperación de muchos. Una estafa que conocemos bien en Latinoamérica y que tampoco hemos podido superar.

Cierto, no es la primera vez que Trump tomará la presidencia de los EEUU. Sí es, en cambio, la primera vez que un criminal declarado será presidente. Sin embargo, dicha sentencia no implicará consecuencias para el ahora gobernante.

Cierto, además del escándalo de Meta y el oportunismo en TikTok, están la crisis climática, la inminente deportación masiva y la implacable desigualdad económica global que busca consolidarse a toda costa.

La ironía del regreso de Trump

Escribo esto tras leer: This is Trump’s America. There’s Only One Winner Here. Donde Joan Westenberg (The Index), señala con elocuencia, la ironía de que su toma de posesión vaya a ser a puerta cerrada a causa del clima frío: “a populist revolution that begins with the people outside pressing their faces against the glass (una revolución populista que comienza con la gente afuera, pegando sus caras contra el vidrio.)”

Pienso en la ratificación de nuestra incertidumbre por diseño.

Pienso en los millonarios esfuerzos para socavar la confianza de las personas en datos e información verificable: burdos, técnicamente sofisticados y efectivos. La polarización social atizada meticulosamente por cadenas de medios, plataformas tecnológicas y alianzas políticas motivadas por el sueño posible que comparten con menos pudor cada vez: impunidad total.

La determinación de Joan Westenberg, entre otros, me anima: We Don’t Need More Cynics. We Need More Builders:

(ESPAÑOL) La alternativa al cinismo no es dejar de cuestionar al optimismo. Implica más matices: una claridad en el reconocimiento de los problemas a la par de la convicción de que una mejora es posible. Llámalo meliorismo pragmático, la creencia de que aunque la solución perfecta puede no existir, mejores opciones sí.

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(ORIGINAL) The alternative to cynicism isn’t unquestioning optimism. It’s more nuanced: a clear-eyed recognition of problems coupled with the conviction that improvement is possible. Call it pragmatic meliorism — the belief that while perfect solutions may not exist, better ones do.

JOAN WESTENBERG

¿A qué horas se acaban las horas?

Buscando contrastar con la monotonía del desencanto o, parafraseando a Joan Westenberg, apelando a una postura intelectual más sofisticada, entre optimismo y cinismo, aceptando que las cosas están mal pero pueden arreglarse. Recordé un texto de Octavio Paz: Visión del escribiente.

Lo releí después de años y me parece que este párrafo contiene señales que nos pueden servir:

(ORIGINAL) Soplará un vientecillo apenas helado. Los periódicos hablarán de una onda fría. Las gentes se alzarán de hombros y continuarán la vida de siempre. Los primeros muertos apenas hincharán un poco más la cifra cotidiana y nadie en los servicios de estadística advertirá ese cero de más. Pero al cabo del tiempo todos empezarán a mirarse y preguntarse: ¿qué pasa? Porque durante meses van a temblar puertas y ventanas, van a crujir muebles y árboles. Durante años habrá tembladera de huesos y entrechocar de dientes, escalofrío y carne de gallina. Durante años aullarán las chimeneas, los profetas y los jefes. La niebla que cabecea en los estanques podridos vendrá a pasearse a la cuidad. Y al mediodía, bajo el sol equívoco, el vientecillo arrastrará el olor de la sangre seca de un matadero abandonado ya hasta por las moscas.

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(ENGLISH) A light breeze, slightly chilly, will start to blow. The newspapers will talk of a cold wave. The people will shrug their shoulders and continue life as always. The first deaths will barely swell the daily count, and no one in the statistics bureau will notice that extra zero. But after a while everyone will begin to look at each other and ask: what’s happening? Because for months doors and windows are going to rattle, furniture and trees will creak. For years there will be a shivering in the bones and a chattering of teeth, chills and goose bumps. For years the chimneys, prophets, and chiefs will howl. The mist that hangs over stagnant ponds will drift into the city. And at noon beneath the equivocal sun, the breeze will drag the smell of dry blood from a slaughterhouse abandoned even by flies.

OCTAVIO PAZ, VISIÓN DEL ESCRIBIENTE

Entre la sombra y el resguardo

Ante los hechos, nos asalta la pregunta una vez más: ante el viento helado de la confusión: ¿cubrir o encubrirse? Personalmente, creo que hemos visto, sufrido, demasiado de lo segundo. Por cubrir, me refiero a:

  • Su connotación mediática: permanecer atentos de manera articulada, rigurosa y transparente.
  • Su ética posible: procurar sombra a los de abajo (metáfora inspirada en la canción Somos árbol, de Nacho Vegas).

La crítica aguda es necesaria, como necesario su rompimiento con el cinismo porque la cooperación para reconocer errores, asumir responsabilidades y compartir riesgos es urgente.

Photo by Nimesh Makwana on Unsplash