Ojalá que mi vida fuese un hipervínculo que va por la pantalla, chirriando, de camino, y que vuelve después al sitio de que viene como parpadeando, por igual camino. No necesitaría de esperanza -tan sólo tener referidos... en mi vejez, no tendría arrugas ni cabellos blancos... cuando ya no sirviese, me quitarían el color y quedaría volcado y roto en el fondo de una nube.